martes, 27 de septiembre de 2016

La temperatura de los dos últimos millones de años y la sensibilidad climática

Se acaba de publicar el artículo "The Evolution of Global Temperature over the Past Two Million Years", donde se dan los mejores datos existentes hasta la fecha de la evolución de la temperatura global en la superficie del planeta de los últimos dos millones de años.

El meollo de este estudio es una síntesis de núcleos de 60 sedimentos marinos del océano profundo que vienen de todas partes del mundo.


Se observa que la temperatura fue disminuyendo hasta hace 1,2 millones de años, y que se ha estancado desde entonces. Podemos observar también el cambio, en el mismo período, de ciclos glaciales de 41.000 a ciclos de 100.000 años aproximadamente. Cambio que todavía no tiene una explicación convincente al día de hoy.

Los datos de este estudio han sido muy bien recibidos por la comunidad científica, ya que son los más completos y fiables publicados hasta ahora. Las conclusiones a las que ha llegado, en cambio, han sido objeto de mucha controversia. En efecto, este estudio sugiere que el aumento de la temperatura en los próximos mil años podría subir entre 3 y 7 °C. Llega a esta conclusión estudiando la correlación entre la temperatura y la concentración de gases de efecto invernadero de los últimos 805.000 años, lo que da un aumento de 7 a 13 °C al doblar la concentración de CO2 (con un intervalo de confianza del 95 %), que es lo que llamamos sensibilidad del clima.


Si, para simplificar, hacemos el cálculo con una correlación logarítmica entra la concentración de CO2 y la temperatura global de los últimos 805.000 años, extrapolando a valores actuales, encontramos que, con una concentración de 300 ppm, la temperatura sería de -1,5 °C, y con una concentración de 420 ppm, la temperatura sería de +3,5 °C, un aumento de unos 5 °C.

Sin embargo, correlación no es lo mismo que causa. En este caso, la causa son las variaciones de la órbita terrestre, que modifican a la vez la temperatura y la concentración de CO2. Algunos científicos, críticos con esta conclusión del artículo citado, estiman que, de esta correlación, probablemente las dos terceras partes son debidas a las variaciones orbitales, y únicamente una tercera parte a las variaciones de la concentración de CO2.

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