lunes, 12 de marzo de 2012

¿La Pequeña Edad del Hielo causada por explosiones volcánicas?


Un estudio recientemente publicado, Abrupt onset of the Little Ice Age triggered by volcanism and sustained by sea-ice/ocean feedbacks, intenta aportar la solución al enigma de cuales fueron las causas que produjeron la Pequeña Edad del Hielo.

Este estudio, dirigido por la Universidad de Colorado, en colaboración con el Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas (NCAR) y otras organizaciones, sugiere que un episodio poco usual de cuatro erupciones volcánicas masivas tropicales, de unos 50 años de duración, provocó la Pequeña Edad de Hielo entre los años 1275 y 1300 de nuestra era. La persistencia de veranos fríos a raíz de las erupciones se explica mejor por la expansión subsiguiente del hielo marino que dio como resultado el debilitamiento de las corrientes del Atlántico, de acuerdo con simulaciones por ordenador realizadas para este estudio.

El estudio, que usó análisis de vegetación muerta, de testigos de hielo y de sedimentos, y modelos climáticos informáticos, ofrece una nueva explicación del inicio de la Pequeña Edad de Hielo, que es tema de debate desde hace mucho tiempo. Los científicos, hasta ahora, han teorizado que la Pequeña Edad de Hielo fue causada por la disminución de la radiación solar en verano, por erupciones volcánicas que enfriaron el planeta mediante la expulsión de sulfatos y otras partículas de aerosol que reflejaban la luz solar hacia el espacio, o por una combinación de ambas causas.

En este artículo se pretende haber identificado claramente el inicio concreto de los tiempos fríos que marcan el comienzo de la Pequeña Edad de Hielo. También se muestra un sistema comprensible de retroalimentación del clima, que explica cómo este periodo de frío pudo estabilizarse durante un largo periodo de tiempo. Si el sistema climático es golpeado una y otra vez por condiciones de frío durante un período relativamente corto (en este caso, por erupciones volcánicas) parece existir un efecto de enfriamiento acumulativo.

Las simulaciones muestran que las erupciones volcánicas podrían haber provocado una reacción en cadena, afectando el hielo marino y las corrientes oceánicas de tal forma que la temperatura se mantuviera baja durante siglos.

Los autores dataron por radiocarbono cerca de 150 muestras de material vegetal muerto, con las raíces intactas, recogidas en la isla de Baffin, en el Ártico canadiense. Encontraron un gran grupo de fechas “asesinas” entre los años 1275 y 1300, lo que indica que las plantas habían sido congeladas y envueltas por el hielo durante un evento relativamente repentino.

Los autores observaron un segundo repunte de fechas en las que las plantas murieron repentinamente alrededor del año 1450, lo que indica la aparición de un segundo evento de gran enfriamiento rápido.

Para ampliar el estudio, los investigadores analizaron muestras de sedimentos de un lago glaciar en una zona de 367 kilómetros cuadrados en el altiplano central de Islandia, que está situado a unos 1500 metros de altura. Las capas anuales de los testigos (que pueden ser datadas de manera fiable, mediante los depósitos de erupciones volcánicas conocidas en Islandia, que se remontan a más de 1.000 años) de repente se vuelven más espesas en el siglo XIII y de nuevo en el siglo XV, debido al aumento de la erosión causada por la expansión de la capa de hielo al enfriarse el clima.

Eso muestra que lo que encontraron en la isla de Baffin no era sólo un fenómeno local, sino que era un fenómeno que afectó al Atlántico Norte.

Los autores utilizaron el Community Climate System Model para similar el efecto de un enfriamiento volcánico sobre la masa y la extensión del hielo en el Ártico, y encontraron que la existencia de grandes erupciones muy próximas entre sí, podría haber enfriado el hemisferio norte lo suficiente como para desencadenar la expansión del hielo marino en el Ártico.

El modelo mostró igualmente que el enfriamiento sostenido debido a los volcanes pudo haber enviado una parte del hielo marino del Ártico a lo largo de la costa oriental de Groenlandia, hasta que finalmente se fundió en el Atlántico Norte. Puesto que el hielo marino casi no contiene sal, al fundirse la superficie del agua se vuelve menos densa, evitando que se mezcle con el agua profunda del Atlántico Norte. Este fenómeno debilitó el transporte de calor hacia al Ártico y creó una reacción auto-sostenible en el hielo marino que duró mucho tiempo después que los efectos de los aerosoles volcánicos hubieran disminuido, según las simulaciones.

Los investigadores dejaron la radiación solar a un nivel constante en los modelos climáticos. Las simulaciones indicaron que la Pequeña Edad de Hielo pudo ocurrido aunque la radiación solar durante el verano no hubiera disminuido.

Este estudio puede tener implicaciones importantes para la discusión del cambio climático actual. Puede que alguien piense, al leerlo, que todo lo que necesitamos para salvarnos del aumento de la temperatura son algunas erupciones volcánicas o su equivalente en geo-ingeniería. Pero cuando vemos lo que sucedió durante la Pequeña Edad del Hielo cuando la temperatura global se redujo solamente en un grado centígrado, y nos fijamos en las predicciones actuales para el futuro, que son de un aumento de varios grados, nos damos cuenta de lo precarias que son las cosas para la vida tal como la conocemos.

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