lunes, 10 de octubre de 2011

Volando con biocombustibles

En la carrera por las energías renovables, inevitablemente se producen éxitos y fracasos. La reciente quiebra del fabricante de paneles solares Solyndra en Estados Unidos es un ejemplo de un conocido fracaso. Otra quiebra reciente, aunque menos conocida, es la del productor alemán de biocombustibles Choren, que entró en quiebra en julio.

Choren fue un prominente productor de la llamada "segunda generación" de biocombustibles, es decir, fabricados a partir de los productos de desecho en lugar de productos alimentarios, lo que representa un avance crucial y muy necesario en el sector de los biocombustibles. La compañía alemana fue en parte propiedad de Shell, pero la multinacional petrolera la vendió a un consorcio de inversores, incluyendo Daimler y Volkswagen, en 2009. Al parecer, Shell se había dado cuenta de que la nueva tecnología de Choren no sería rentable.

 
Sin embargo, el sector de las energías renovables también tiene sus historias de éxito. Tratándose de biocombustibles de segunda generación, la empresa petrolífera finlandesa Neste Oil parece estar moviéndose en la dirección correcta. Gradualmente, pero con bastante rapidez, está ampliando su capacidad de producción de su producto NExBTL (Next Generation Biomass to Liquid), un biocombustible hecho, al menos parcialmente, aunque todavía no del todo, a partir de productos de desecho y aceites no alimentarios: una mezcla de aceites de jatrofa y camelina con grasa animal (desechos de matadero). Neste ha dicho que quiere abandonar por completo del uso de productos de la cadena alimentaria para sus biocombustibles en 2020.


La primera producción de NExBTL se hizo en el año 2007 en la refinería de Porvoo, a unos 40 kilómetros de Helsinki, cuya capacidad se dobló en 2009 hasta llegar a 380.000 toneladas por año. Una nueva refinería entró en funcionamiento en noviembre de 2010 en Singapur, con una capacidad de 800.000 toneladas anuales y otra de la misma capacidad se está construyendo en Rotterdam, por lo que la capacidad de producción de NExBTL será de 2 millones de toneladas anuales.

NExBTL se ha probado con éxito como combustible de aviación. Lufthansa opera actualmente un Airbus A321 de Hamburgo a Frankfurt cuatro veces al día con el 50% de NExBTL en uno de sus dos motores. Hasta el momento la prueba no ha encontrado ningún problema técnico.

Y Neste no es la única compañía que suministra con éxito biocombustibles para aviones: empresas de los Países Bajos y España han participado activamente en este nuevo mercado. El productor holandés SkyNRG ha producido un bio-keroseno utilizando sólo el aceite de cocina de los restaurantes. Hasta el momento está volando sin problemas.

En España, se acaba de realizar el primer vuelo con una mezcla de combustible normal y de un biofuel a base de aceite de camelina, que es también un producto no alimentario, fabricado por Repsol.

¿Cuál es el futuro de estos biocombustibles de segunda generación? Difícil de decir, ya que la cantidad de productos de deshecho capaces de producir biocombustibles es limitada (y probablemente lo será más al aumentar la eficiencia de las cadenas de valor en el tratamiento de desechos), y la parte de los biocombustibles provenientes de aceites no alimentarios de aceites deberá competir, no ya directamente con los aceites alimentarios, como era el caso en los biocombustibles de primera generación, sino con el uso de la tierra.

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